18 de junio de 2019
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(Cine Capitol de Madrid. 6 de junio de 2019)
Miguel J. Carrero López. Presidente de PSN
Sres., Sras., Dignísimas Autoridades Sociales, Profesionales, y Políticas, compañeros y amigos todos, Excmo. Sr. Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Agradezco sinceramente su compañía, compartiendo este momento entrañable en que ve la luz el fabuloso hasta ahora proyecto de SALUP y, desde este momento, deseo y trabajo hechos realidad.
La esencia misma de la condición humana y la práctica de la asistencia sanitaria bajo esta misma consideración, son sin duda la raíz de una concepción hoy distinta y necesaria de un modelo de seguro de asistencia sanitaria que presentamos como SALUP.
Un modelo que conjuga la enorme y gran capacidad de la técnica y de la ciencia a tal fin, y el prioritario y sagrado derecho en beneficio del enfermo, la consideración integral del ser humano, de ese bípedo implume, fantástico homo sapiens capaz de operaciones conceptuales simbólicas complejas, que le diferencia de los otros seres vivos y en el que la enfermedad afecta no solo al órgano o tejido enfermo sino a la integridad del ser, al organismo, al espíritu, a la propia sensibilidad del ser, a su condición humana.
El objeto de la medicina no es tanto la enfermedad como el propio hombre enfermo en su concepto integral en relación con la naturaleza humana – Phisis y Psiquis – inseparablemente la enfermedad y su consecuencia en el ser humano, la dolencia, el sufrimiento. Inmutable principio de la Medicina Hipocrática.
A la sensación nada placentera, más bien desagradable, de la agresión física por la enfermedad, existe una experiencia emocional de sentirse enfermo debido precisamente al estado anormal que afecta a la totalidad del ser; tristeza, ansiedad, vulnerabilidad, indefensión, retraimiento, deterioro del rendimiento vital con afectación de lo personal, familiar, social y profesional, una verdadera agresión a su ciclo vital.
Necesariamente la salud necesita de Ciencia y Humanidad.
La esencia del Seguro de SALUP radica y asienta sobre valores inmutables en el tiempo, valores éticos y morales recogidos a lo largo de los milenios, de los siglos y de las culturas en códigos, juramentos, preceptos, reglas, y un largo y sucesivo etc. De los cuales el JURAMENTO HIPOCRÁTICO (1500 a a C.), tal vez el más universal y piedra angular de la Ética y Deontología Médica por la solidez de las bases establecidas, como afirma la propia OMS, en un compromiso ético en relación con el sagrado deber del beneficio en favor del enfermo, del ser humano. Principios de libertad, autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia son consagrados a la vez que compromete a la confidencialidad, a la no discriminación por razón de condición o raza o cualquier otra causa. El respeto a la vida y la veneración al maestro, el respeto al compañero.
Dignidad, ética, solidaridad, entrega y compromiso. Virtud y competencia, son valores esenciales en el profesional sanitario.
Dignidad y actitud moral; Libertad de acción, tiempo y medios; Conocimientos suficientes y actualizados.
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Corren tiempos de gran evolución, tiempos de cambios, tiempos de progreso, tiempos de incertidumbre en los que a veces no podemos evitar la sensación que algo se nos ha quedado en el camino, y eso también está pasando con la sanidad.
A pesar de los avances técnicos y científicos de la Medicina, existe una sensación, incluso un descontento por la escasa relación entre los distintos protagonistas de la asistencia sanitaria, son frecuentes las críticas por la naturaleza impersonal y burocrática de la práctica clínica actual, apreciándose incluso como una deshumanización de la asistencia que no es otra cosa que la ruptura o, simplemente, la ausencia de la relación médico-paciente y la perdida de la valoración del paciente como ser humano.
Los avances tecnológicos, la mediatización y los condicionantes económicos, políticos y sociales están provocando de alguna manera una deshumanización de la asistencia y permiten un fácil descuido de la dimensión humana y emocional del paciente.
Se hace necesario volver a la atención integral, continua, con calidad y calidez, dirigida al individuo, a la familia y a la comunidad, y que se contemple al individuo como persona que siente y padece, dentro del contexto familiar y de su entorno sociocultural, como un ser humano y social. Reclamamos más solidaridad, más humanización, más empatía.
No en vano el ser humano es único e irrepetible.
Exigencia de Calidad técnica y humana para las personas es una condición inexcusable a los prestadores de la asistencia a los que a su vez se le debe:
Dignidad y reconocimiento, en aras de su profesionalidad, independencia y libertad, muy lejos de la tendencia actual de utilizarlos como factor de compensación en el resultado económico de las entidades mercantiles o de los recortes en la sanidad pública, o de convertirlos en unos simples operarios especializados más económicos y adaptables a los intereses de los empleadores.
Profesionales a los que se les reconozca su trabajo intelectual, su responsabilidad ética y moral, su ciencia y su conciencia. Profesionales a los que se valore su capacitación, la especialización, el prestigio, la responsabilidad, la calidad, la innovación, la complejidad de su trabajo.
El valor de la asistencia sanitaria forzosamente está en relación con el beneficio que se espera y se obtiene, no en vano la salud es un valor en sí mismo, de ella depende la calidad de vida, el bienestar. El Valor de la Salud está reñido con el low-cost.
De la relación médico paciente, una relación establecida de mutuo acuerdo, con conocimiento y en libertad, debemos reclamar que sea más personal, más íntima, más privada, más paciente y más generosa. Tiempo para establecer una relación basada en la empatía y libertad, libertad de elección, piedra angular para generar la necesaria confianza. Y un derecho fundamental de las personas.
La relación médico-paciente tiene que ser un auténtico encuentro entre dos seres humanos libres, es decir, entre una confianza y una conciencia, y basarse en un diálogo hecho de atención, respeto e interés.
Con frecuencia hablamos de ACTO MEDICO y de RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE cuando en realidad nos referimos a actos sanitarios. Es necesario distinguir la Medicina como la ciencia y el arte de evitar y curar las enfermedades, facultad reservada al médico, diferencia de la SALUD, objeto del ACTO SANITARIO, como una disciplina multisectorial y multiprofesional orientada a lograr el estado de completo bienestar físico, mental y social de las personas.
Esta condición de multiprofesionalidad de la SALUD, es especialmente considerada desde Previsión Sanitaria Nacional y en el Proyecto de SALUP se respeta y valora la aportación de todos los agentes y profesionales sanitarios. En esta excelsa actividad no sobra nadie, cada uno en su papel colabora y aporta su capacidad y conocimiento al bien común: Médicos, enfermeros, farmacéuticos, psicólogos, fisioterapeutas, odontólogos, podólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, etc. Son considerados singularmente como participantes imprescindibles y necesarios en la prestación sanitaria.
EL seguro de SALUP, en definitiva, está enfocado al hombre sano en la preservación de su salud, al enfermo en recuperar su salud y aliviar su sufrimiento, en términos de máxima calidad y satisfacción. A los profesionales sanitarios en su ejercicio en dignidad y libertad. Asistencia que, si bien usa la tecnología más puntera y se enriquece con el desarrollo científico de vanguardia, se hace esencialmente sobre valores, valores que no son otros que los de los seres humanos.
SALUP es realmente necesario como punto de inflexión para lograr una sanidad más humana, más personal y de gran calidad técnica y científica, es algo que nace del conocimiento y, sobre todo, del compromiso de Previsión Sanitaria Nacional con los profesionales y sus respectivas profesiones, es la suma implicación de una entidad mutual, organización sin ánimo de lucro, inspirada de la solidaridad, solidaridad que me gusta definir de adulta, inteligente y responsable. De una Previsión Sanitaria que nació en el seno de las organizaciones profesionales de los sanitarios, y fiel a sus principios fundacionales en sus noventa años de historia, edifica sobre valores en interés de los profesionales, de sus profesiones, de los sujetos objeto de las mismas que no son otros que los propios seres humanos, de la sociedad en general, de su salud, de su bienestar, y de su felicidad, en definitiva, que es lo que importa.
Y ahora presten atención a la pantalla, en donde podrán ver escenificados gráficamente sentimientos y valores de SALUP.