D. Pérez Mateos: soluciones a la previsión
Pérez Mateos acude a la Asamblea de Barcelona con su proyecto, largamente elaborado durante los dos últimos años de su vida, y con el respaldo institucional que le da el cargo que ocupa entonces, la Presidencia del Consejo de Colegios Médicos. Proclama con convencimiento algunas frases para la historia: “En pocas profesiones alcanza el problema de la previsión caracteres tan agudos como en la nuestra, ni es más difícil resolverlo por el feroz individualismo que nos caracteriza. Quedan sin resolver los problemas angustiosos de las viudas, de los ancianos desvalidos, enfermos crónicos, etc. Porque, si bien funcionan instituciones de tal naturaleza, su radio de acción es corto”.
Sin embargo, su razonamiento no convence a todos. Surge de inmediato una corriente de opinión que, aunque favorable a la articulación de mutualidades para cubrir al profesional, es partidaria de preservar el carácter regional o local que venían teniendo las experiencias dadas hasta ese momento. Pérez Mateos insiste en su tesis y replica: “El gobierno de una mutualidad exige un consejo de administración integrado por individuos bien enterados de su mecanismo y un personal técnico de oficinas honrado y competente. ¿Será fácil encontrar diez consejos de administración y, al menos, cincuenta empleados de dichas condiciones?”
Las razones de Pérez Mateos logran al fin un respaldo mayoritario con algunas concesiones: la obligatoriedad se impone sólo a los nuevos colegiados y se mantiene la independencia de las mutualidades más solventes. Dos años después de concluida la histórica asamblea, concretamente el 27 de enero de 1930, el Gobierno aprueba un real decreto que modifica los estatutos de la Organización Médica Colegial y que incluye la siguiente disposición adicional: “El Consejo General de los Colegios Médicos redactará y someterá a la aprobación del ministro de Gobernación, en el plazo de tres meses, un proyecto para la organización de una institución de previsión médica nacional que, acogiendo por igual a cuantos ejerzan la medicina en España, atienda a los riesgos de invalidez y ancianidad y a procurar para las viudas y huérfanos socorros o pensiones que les permitan algún medio decoroso de subsistencia; todo ello en forma que no exija sacrificios incompatibles con la modesta capacidad económica del mayor número de profesionales”.
La vía para crear oficialmente Previsión Médica Nacional queda así definitivamente abierta.